lunes, 11 de febrero de 2008

MARIANA..., MARIANO...

Lo siento, sé que así escrito puede resultar más frío, pero no me atrevo a decírtelo a la cara...: te tengo que dejar, Mariana, no volverás a verme.Y valoro el sacrificio que has hecho, comprendo que fue por mí, pero algo tan importante merecía una consulta. Sabes que nunca habíamos hablado de sexo, sólo miradas, sonrisas, roce de manos, esos pequeños besos a escondidas..., no debían vernos. Eso sí: te hablaba mucho, demasiado tal vez, de mujeres, de como estaba de buena ésta o aquella. Era para disimular, Mariana, para guardar las formas ante los demás..., pero ya no hay arreglo. Yo te quería como eras, Mariano, con tu barba de días, con tus brazos morenos y peludos, con tu voz ronca. Ahora me resultas extraño..., extraño y patético. Siempre te recordaré así. Debías haberme preguntado antes de cambiar de sexo.
Luis

No hay comentarios: