miércoles, 6 de febrero de 2008

A CLARA-LUCI

Querida hija Clara:
Es bueno esto de escribirte una carta en la madrugada, cuando estas durmiendo, antes de que te levantes con cara de bebé a beber algo en la cocina y me des un beso dormido para después zambullirte bajo el edredón. Está todo en calma y puedo pensar.
Me sorprende cada día ver como creces, como maduras, como ya no eres mi niña y te estas convirtiendo en una jovencita casi desconocida.
Debía de estar preparada para ello, pero siempre pienso que en eso de educaros a ti y a tu hermana hay un proceso interno y reversible. Vosotras también educáis a mamá, y tú más que ella ya que le llevas cinco años de ventaja.
A veces escribo para ti cosas que no lees porque las guardo entre mis papeles o en el fondo del ordenador, pero que algún día te demostrarán lo importante que eres en mi vida. Lo importante que eres tú, sólo por existir. Eres, siempre lo has sido para papá y para mí, un hermoso regalo de la vida, incluso cuando te enfurruñas y te dejas llevar por el mal genio, y más cuando me enfado yo y me tratas con paciencia.
Educar es complicado, tanto como aprender. Yo no creo que se pueda enseñar sin aprender, o lo que es más, creo que la capacidad de aprender, la tuya, la mía, debe ir pareja sin tirones, equilibrada amorosamente. Y no te rías ni digas por lo bajo ¡Cosas de mamá!
Ya sabes que te digo que a mí no me importa que estudies o no, que yo ya fui a la escuela. Pero sí me importa también lo sabes, porque tu futuro te lo estas haciendo cada día y yo quiero que seas una mujer fuerte y también sabia.
No importa cuantos conocimientos adquieras, no se trata de cantidad, sino como los logras, como los amplías, como desarrollas tus deseos de investigar. Me parece tan importante que sepas resolver ecuaciones, como lo que hacías anoche, cuando meditabas, dibujabas y buscabas a forma de diseñar un disfraz de carnaval con plástico, cartón y papel.
Deseo que seas una mujer fuerte, preparada para afrontar los años venideros, tu vida. Y ser fuerte no es forzuda, sino que tu corazón y tu mente tengan virtudes como la templanza, la fe y la generosidad. Que sepas discernir sobre el bien y el mal, que tomes decisiones justas. Que sepas que la amistad es más importante que ninguna otra relación, que el amor es decirse muchas veces no a cosas que se desean.
Y deseo que seas una mujer sabia, no sólo en conocimientos, sino en alegría, porque así harás felices a los que estén a tu lado y tu lograrás felicidad. Y cuando las adversidades lleguen, como el codazo ese en el ojo, las afrontes con valentía, sin acobardarte.
Deseo que seas independiente y para serlo debes formarte mi pequeño brote de olivo ya casi árbol.
Bueno chiquilla mía, me gustaría escaparme a Balí ... y que fueras tú la que me escribieras mientras yo me abanico bajo las palmeras.
Un beso dormilón de una mamá sin café desde hace horas


Luci Garcés

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