lunes, 18 de febrero de 2008

CARTA PERDIDA-GAVIOLA

Estoy perdida.
Alguien trazó un primer renglón con la palabra "querido", sin poner a continuación un nombre.
Alguien cerró la escasez de una segunda y última línea con un apresurado abrazo preñado de ternura, sin acabar de dibujar el cuerpo en que tenía que detenerse.
Alguien me enterró de por vida en un sobre, sin poner dirección en él.
Alguien dejó el sobre olvidado sobre un escritorio, en una casa donde el silencio y el polvo sobre los muebles desvencijados hablan de abandonos y de desidia inmemoriales.
Alguien se olvidó de mí cuando quizá, en la distancia, otro alguien anhelaba y sigue anhelando lo que nunca ha de llegar.
Y yo, en mi abandono, sigo repitiendo "querido", "querido", "querido", presintiendo en mi triste boca de papel el nombre que debería estar escrito, y sin poder pronunciarlo. Yo no tengo palabras si alguien no me las quiere prestar, siquiera sea por un segundo. Soy una pobre carta indigente, esclava de unas manos que se rindieron sobre un regazo inútil.
Ser una carta abandonada entre dos líneas -principio sin principio, y fin fatalmente cierto- es aún más triste que la propia tristeza.
Es como un niño de amor que no llegó a nacer.
El amor no debiera abortarse entre torpes asepsias inmemoriales.
Las cartas de amor no debieran quedarse injustamente inéditas. Porque no hay mayor crimen que el disparar al aire, con los ojos cegados por las lágrimas, para cortar el vuelo a una insegura paloma mensajera.
Estoy perdida.
Gaviola en Marineda. En un 14 de Febrero de 2008

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